Enteógenos en el Mediterráneo
En el Viejo Mundo la mayoría de tradiciones sobre la forma de preparar los enteógenos y la identificación de las substancias concretas, se han perdido en las tormentas de la historia moderna, con la excepción de las bebidas alcohólicas. Aquí ya no disponemos de minorías étnicas exóticas como sucede en América del Norte y muy especialmente en América del Sur y Centro, con su correspondiente chamán, su anciano sabio que sabe de plantas medicinales y la mujer de la tribu que conoce los secretos de la preparación.
Se sabe algo de los más famosos ritos, como los griegos de Eleusis y Samotracia con el Cornezuelo del centeno.
En lugares marginales de las zonas montañosas de los Pirineos o de los Alpes, queda algún anciano que consume hongos visionarios de forma lúdica e individual, que por lo general cuentan con una experiencia psicodélica de treinta o cuarenta años, no de tradiciones ancestrales.
prácticamente se ha perdido todo rastro de los ritos populares en que se consumían enteógenos
Amanita Muscaria
Se trata de el conocido hongo de gran tamaño, con la superficie roja manchada de blanco. La etnohistoria de la cuenca occidental mediterránea ha permitido conocer el extenso uso tradicional de la seta enteógena Amanita muscaria. Su principio psicoactivo es el ácido iboténico transformado en muscimol en el proceso de secado de la Amanita.
No hay rastros de su consumo como planta sagrada para conectar con lo divino en la zona mediterránea, pero sí hay abundantes pruebas de su consumo lúdico tanto en la historia medieval como la moderna. En la actualidad sigue teniendo un gran peso en la iconografía mágica e infantil de todo el Mediterráneo norte, a través de los conocidos habitantes de estos hongos mágicos: enanitos, pitufos y gnomos, lo que apunta a que existió un contexto cultural chamánico alrededor de los hongos.
Para la mayor parte de la población mediterránea actual, es desconocida la capacidad enteógena de la Amanita, y se la considera extremadamente venenosa. A pesar de ello, ha llegado hasta hoy la tradición que relaciona la Amanita muscaria con las dimensiones mágicas.
Con ello se observa una contradicción cultural, ya que por un lado se trata de la seta considerada más venenosa, pero por otro, la gente no le tiene ningún asco, e incluso lo aprecia intensamente: es una imagen muy cercana y cargada de afecto que los niños dibujan muy a menudo para representar el hogar donde viven los maravillosos gnomos (del griego gnomon, “sabio”) y duendes de los bosques.
Psilocybe semilanceata
Proporciona psilocibina como principio activo. Su consumo tradicional ha dejado algunos rastros. Psilocybe semilanceata formaba parte de la farmacopea psicoactiva usada en la cultura popular de las hechiceras medievales españolas, casi con total seguridad.
Se han recuperado dos medallones usados por brujas en el siglo XV y XVII, los cuales muestran la imagen de estas pequeñas setas.
En uno de estos medallones de cobre aparece un diablo con forma de duende enmarcado por una herradura y que claramente tiene setas a sus pies. Probablemente se trata de la Psilocybe semilanceata. Esta familia de setas enteógenas es muy conocida y consumida en Centroamérica, pero al margen de estos medallones no hay constancia de su uso en la documentación española sobre brujas, ni tampoco en la tradición oral.
El nombre popular que tiene la seta en idioma vasco es sorguin zorrotz (“bruja picuda”), en referencia al pequeño pezón que tiene el sombrerillo de este hongo en su parte superior, y a su consumo por parte de las antiguas hechiceras.
Psilocybe semilanceata es ampliamente conocido en el mundo anglosajón europeo donde tiene el significativo nombre popular de “sombrerillo de la libertad”, en referencia a los efectos mentales que induce.
También hay otros tipos de hongos psicoactivos con verificados efectos enteógenos que crecen en la zona mediterránea (Panaeolus Cyanescens, Stropharia Cubensis, etc.) pero de los cuales no existe ninguna información sobre su uso tradicional.
Ruda Siria (Peganum harmala)
Hármaga, o “ruda siria” en castellano. Es el famoso hârmel marroquí, de donde proviene el nombre científico de la planta: Peganum harmala. La zona donde más crece y se consume el harmal es en el norte de África, desde Marruecos hasta Siria; es decir, a lo largo de toda la parte sur de la cuenca Mediterránea. Sin duda es el enteógeno más consumido antiguamente y en la actualidad en toda esta zona de la Tierra. En España también crece esta planta de forma silvestre y en abundancia, y en nuestras tradiciones fue utilizada con diversos fines.
las semillas de la hármaga contienen alcaloides beta-carbolínicos psicoactivos en una enorme proporción que puede llegar al 4% de su peso en seco. Hace décadas se descubrió que uno de estos alcaloides, la harmina, es exactamente la misma substancia que contiene la Banisteriopsis caapi, uno de los componentes de la famosa ayahuasca amazónica.
En Castilla, España, hasta hace pocas décadas se hacía un vino especial a base de macerar las semillas de harmal en vino normal de uva. Con ello se buscaba un estado de ebriedad eficaz contra las depresiones anímicas.
En Marruecos y en otros lugares del sur de la cuenca mediterránea existe la costumbre de hervir unos 15 gramos de esta semilla en una mezcla de agua y el 30% de zumo de limón. Posteriormente se deja secar esto al sol y la pasta resultante se fuma mezclada con tabaco para conseguir un estado de extrema sensibilidad y energía sexual.
También en el mismo país magrebí, en Marruecos, se utiliza el harmal para hacer un famoso champú contra la caída del pelo (¡y según se puede observar hay pocos marroquíes calvos!
Entre los marroquíes y árabes donde las semillas de harmal son usadas por las brujas y hechiceras -y en menor grado por la gente en general- para protegerse de los ataques de los demonios y, esto es muy significativo, para protegerse de aquellas personas que hablan mal de los demás.
Así, desde Marruecos hasta Turquía las semillas de la P. harmala constituyen una especie de panacea que se vende por quilos en los mercados y que, además de las aplicaciones terapéuticas, es especialmente usada como narcótico que proporciona estados de intensa alegría y agradable sopor.
La forma actual más extendida de ingerir los alcaloides de las semillas de P. harmala en el Mediterráneo sur es fumándolas, y en especial por parte de las mujeres se ingiere el humo que resulta de tirar un puñado de semillas sobre las brasas del fuego doméstico y encima de las semillas poner un pedazo del mineral Alumbre potásico (sulfato de aluminio hidratado), denominado chépba en marroquí: se aspira el humo que produce el conjunto.
“tomatillo del diablo” o “hierba mora”. Solanum villosum.
Esta planta suele confundirse con la Solanum nigrum. La S. nigrum da unos frutos relativamente apetecibles y dulces, de color negro, aunque a veces adquieren tonalidades anaranjadas o marrones, y de ahí las confusiones que se han dado a lo largo de la historia entre una y otra variedad.
El glucoalcaloide que contienen los diferentes tipos de Solanum que crecen en estado silvestres les dan un sabor dulzón y un efecto ligeramente narcótico. Una de las variedades de Solanum es la S. lycopersicum, universalmente conocida por sus frutos rojos: los tomates.
La S. villosum contiene principios psicoactivos mucho más potentes que sus primas botánicas, y fue usada por los griegos y romanos.
Plinio el Viejo, dejó un escrito donde afirma que no quiere decir nada sobre la S. villosum porque “él se ocupa de remedios y no de venenos”, pero –añadió con picardía- que son suficientes algunas gotas del zumo de esta planta para perturbar la razón, y que los antiguos griegos la usaban como enteógeno: “según dicen -afirma Plinio-, a la dosis de un dracma -antigua moneda helénica- provoca imaginaciones lascivas, visiones fantásticas que parecen reales; una dosis doble una verdadera locura; y a cualquier dosis mayor, la muerte”.
Algunos campesinos mallorquines guardan las bayas de la S. villosum en botes cerrados y recomiendan con harta insistencia no consumir nunca “tomatillo del diablo”, pero ellos la guardan. Esta actitud, manifiesta su conocimiento tácito y su interés por las aplicaciones de estos frutos ya que, naturalmente, en caso contrario no se molestarían en secar y guardar las bayas.
Datura starmonium
Esta familia vegetal es prima-hermana de las Brugmansia americanas. En castellano, la Datura stramonium recibe los significativos nombres populares de “higuera de infierno”, “berenjena del diablo” y un sinfín más en los que hay muchas referencias a la locura, los diablos y las santas. La Datura stramonium fue muy, muy usada en las antiguas tradiciones mediterráneas. Se trata de una planta de gran tamaño que llega a medir un metro y medio. Crece en los huertos poco cuidados de toda la cuenca mediterránea, cerca de los vertederos e incluso sobre la arena de las playas más concurridas. Son características sus enormes flores blancas y acampanas, los frutos verdes erizados de pinchos y, muy en especial, el fuerte olor a fármaco que desprende.
Puede afirmarse que el estramonio es una de las pocas plantas alucinógenas que existen, en el sentido riguroso del término, ya que su consumo produce una modificación de la consciencia y de la percepción tan extremas que conduce a la pérdida total de contacto con el entorno del sujeto. Contiene l-hiosciamina hasta una proporción del cero punto cinco por ciento de su peso en seco, y este alcaloide suele hallarse convertido en atropina. Además, a menudo ambos alcaloides van acompañados por ciertas cantidades de escopolamina.
Debido a la importante proporción de alcaloides que produce, el estramonio ha sido muy utilizado en medicina como hipnótico y contra el asma. Durante los últimos siglos, los cigarrillos de hojas de estramonio constituían el remedio conocido más eficaz contra la tos persistente y el asma.
Tiene un origen confuso. Por un lado, se trata de uno de los ingredientes psicoactivos más habituales en las pócimas que cocinaban las brujas medievales mediterráneas y, según algunos autores, es una planta originaria de las tierras próximas al mar Caspio, en el Próximo Oriente. Pero según otros investigadores, se trataría de una planta de origen mexicano que no entró a Europa hasta el mil quinientos setenta y siete, pasando por España y de la mano de los colonizadores. De ser cierta esta segunda hipótesis, deberíamos concluir que el consumo de estramonio se difundió con una extraña y extraordinaria rapidez por toda la cultura popular y mágica europea.
Es debido a su elevada toxicidad que tradicionalmente la Datura stramonium ha sido ingerida por las personas a través de la epidermis y las mucosas del cuerpo. En algunos casos se aplica el jugo crudo de la planta, y en otros casos se aplica por medio de ungüentos elaborados con éste y otros especímenes. Fue este segundo sistema de aplicación vía mucosas el que generó la antigua imagen de la bruja que vuela montada en una escoba: en efecto, las mujeres europeas se untaban sus mucosas vaginales con las pócimas que cocinaban a base de estramonio, y para ello debían usar algún palo que les permitiera la administración intravaginal. Como la embriaguez aparece en pocos instantes, las mujeres tenían la sensación de alzarse por los aires montadas en una escoba.
En este mismo sentido, las visiones que induce el consumo de estramonio tienen más relación con experiencias de vuelo que otros psicótropos. Produce una intensa sensación de vuelo a otras dimensiones de la realidad donde se conocen personas y situaciones nuevas, pero en especial se tiene la clara sensación de poder conocer lo que sucede en mundos lejanos. De ahí que el Tribunal de la Inquisición acusara a menudo a las brujas europeas de conocer eventos que habían sucedido lejos de ellas, y de que eso sólo podía hacerse con la ayuda del diablo. Por otro lado, ellas mismas afirmaban disponer de tal capacidad de conocimiento gracias a los secretos de las pócimas que usaban.
Las complejas composiciones psicoactivas usadas en Europa entre los siglos trece y diecinueve ponen de manifiesto que existía un cúmulo muy importante de conocimientos referidos al uso de los enteógenos, ya que además de las substancias psicótropas propiamente dichas usaban elementos activadores como el hollín y el carbón, y también se añadía en las pócimas sustancias equilibradoras y plantas purificadoras como el apio silvestre, el perejil y la cincoenrama para contrarrestar la toxicidad de ciertos enteógenos naturales.
Belladona: (Atropa Belladona)
También ha sido muy usada como enteógeno en las tradiciones de hechiceras españolas y de Europa en general. En España su uso era muy conocido, a pesar de la rareza de esta planta solanácea en la Península Ibérica, ya que solo crece en los hayedos y robledales de la zona pirenaica y prepirenaica.
Sus hojas contienen una gran cantidad de potentes substancias psicoactivas (como hiosciamina y atropina), e históricamente ha sido otro de los especímenes más usados desde la cuenca mediterránea hasta centroeuropa para inducirse estados modificados de la consciencia.
Así por ejemplo, Dioscórides afirmaba que bebiendo el extracto de la cantidad de raíz de Belladona que cabría en un dracma, el sujeto entraba en estados de locura y tenía ciertas imaginaciones muy agradables que sabía entender como si se tratase de sueños nocturnos. También la intoxicación de Belladona era frecuente entre los adolescentes de los lugares europeos donde crece, ya que solían comer sus frutos dulces que semejan uvas negras. En España, y a pesar de su relativa escasez, fue tan usada en la farmacología tradicional que incluso hay una Orden Ministerial, del año mil novecientos cuarenta y nueve, que prohíbe la recolección de la Belladona silvestre.
La Belladona dilata muchísimo las pupilas, y los ojos adquieren un tono brillante y muy hermoso. De aquí, el nombre popular de “belladona” con que fue bautizada esta planta 17 durante la Edad Media en Italia, donde era usada como cosmético femenino para embellecer los ojos.
En referencia a la forma tradicional de consumir la Belladona sola, se han hallado escritos en los que se indica la necesidad de moler entre 30 y 200 gr. de hojas secas, o entre 30 y 120 gr. de raíz para que sea efectivo, y luego ingerirlo por vía oral o fumando tales partes secas del vegetal. No obstante, la mayor parte de la información conservada sobre el consumo de Belladona habla de esta planta como de uno de los componentes activos que usaban en combinación con otros para elaborar complejas pócimas enteógenas, en las que se incluían substancias enteógenas además de otras plantas desintoxicadoras y estabilizadoras.
Opio (Papaver somniferum)
La planta es popularmente denominada en castellano como “dormidera”, y así se diferencia de la resina que es el “opio”.
La Papaver somniferum es fuente natural de los múltiples derivados opiáceos descritos por los farmacólogos, y que sus aplicaciones terapéuticas han sido y son tan extensas que del se dice que merecería recibir el título de “medicamento único”, en el sentido de que si hubiera que dejar un solo elemento terapéutico sobre la Tierra, éste debería ser el opio.
La resina de la dormidera contiene una cantidad extraordinaria de alcaloides y no solo en variedad sino también en cantidad: según Wehmer tan sólo la narcotina y la morfina juntas constituyen alrededor del 16% del peso de la Papaver, y todos los demás alcaloides suman un 1% más, cantidades increíblemente elevadas en comparación con la rentabilidad química de otros vegetales.
Desde un punto de vista histórico en las latitudes mediterráneas, el uso de dormidera se remonta al año 3.000 a.C., época en que es probable que llegara desde Grecia proveniente de más al Oriente. En la cuenca mediterránea crece especialmente la variedad de dormidera de flores blancas, que produce cápsulas más pequeñas que la variedad de flores rojas aunque no es difícil hallar también la variedad de flores rojas.
Hasta la segunda mitad del siglo XX ha sido una práctica muy habitual y familiar que en cada huerto doméstico se sembraran diversas plantas de dormidera para uso propio de la familia que trabajaba el huerto. Nuestros ancestros más recientes las tomaban para combatir el insomnio, el dolor de muelas y el de oído; se usaba también para calmar a los niños cuando lloran demasiado y como analgésico general. En toda la cuenca del Mediterráneo aún hoy es habitual que se utilicen las semillas para adornar los pasteles hechos en casa, y las famosos cápsulas coronadas y secas se emplean para confeccionar ramos secos que adornan los centros de las mesas. También hasta hace pocas décadas se tomaba la dormidera con fines embriagantes y narcóticos. En la actualidad, hay muchos campesinos que siguen cultivando dormidera en su huerto para el autoconsumo, pero saben que es algo prohibido y prudentemente las esconden de la vista de los paseantes. Si la policía española descubre un huerto con algunas plantas de opio no suele denunciar ni encarcelar al campesino, solo se le ordena que las arranque “porque hay drogadictos que pueden venir a robarlas”, nada más. En cambio, si la misma policía descubre un joven con esta pequeña plantación puede incluso ponerlo en manos de un juez. A pesar de todo ello, el principal uso del opio como embriagante se dio y se registra aún hoy, en la parte oriental del Mediterráneo: en Turquía (a pesar de la rígida prohibición actual), en Irán y en la ex-Yugoslavia, y su consumo aumenta si nos internamos hacia los países del centro y extremo Oriente.
beleño o “hierba loca”, la Hyoscyamus niger L.
Como otras plantas mediterráneas que tienen los mismos potenciales visionarios, el beleño contiene l-hiosciamina convertida en mayor o menor grado en atropina y escopolamina. Al igual que los anteriores especímenes vegetales, también éste ha sido usado como embriagante a lo largo de toda la historia del Viejo Mundo gracias a que tiene una gran difusión geográfica espontánea, y a que su cultivo por parte del ser humano resulta muy fácil. Probablemente favoreció su gran difusión el hecho de que los alcaloides penetren directamente a través de la piel y de las mucosas, lo cual facilita su administración.
Sus efectos fisiológicos y psicótropos son sinilares a la belladona y el estramonio. También el beleño produce una especial sensación de gran ligereza corporal, de perder peso hasta el punto de poder volar por los aires a voluntad.
Es probable que el beleño sea la planta que se utilizó con más frecuencia como enteógeno en las tradiciones de hechicería medieval europea.
el beleño ha sido muy usado como remedio para tratar diversas patologías porque mitiga el dolor físico, induce al olvido y calma el dolor espiritual sumergiendo al sujeto intoxicado en una completa inconsciencia. Justamente por ello la aventura etimológica ha generado diversas palabras en castellano que derivan del denominativo de esta planta como, por ejemplo, el verbo “embeleñar” y “embelesar” que significa dejar a alguien atontado por el motivo que sea. También hay algunos lingüistas que sostienen que el término castellano “veneno” proviene de esta planta.
También en Egipto aparece el beleño, mencionado en el Papiro Eber, del año 1.500 a.C., y en diversos trabajos de eruditos se sugiere que las sacerdotisas de Delfos realizaban sus profecías intoxicadas con humo de beleño.
el sapo, Bufo s.p.
Fue aprovechado a lo largo de la Edad Media como recurso químico natural por parte de las hechiceras.
Algunas referencias detalladas de este uso histórico de la bufotenina aparecen en las acusaciones de cinco brujas de Fago (Aragón, España) juzgadas alrededor del año 1657. A partir de unas notas escritas sobre el juicio a que las sometió la Inquisición antes que quemarlas se extrae lo siguiente: “La rea decía que tenía un sapo y lo azotaban con un brezo, y cogían lo que le hacían echar y se untaban con ello e iban donde querían”.
A diferencia de otros potentes enteógenos tradicionales de uso extenso en la cuenca mediterránea, entre las zonas corporales donde antiguamente aplicaban el líquido espeso extraído del sapo nunca aparecen citados los genitales. Es extraño ya que esta parte del cuerpo humano es el punto de mayor absorción fisiológica y es donde las brujas se aplicaban los demás ungüentos de que he hablado. Es probable que la bufotenina sea bastante irritante y llegue a producir dolor, por lo que nunca se aplicaba dérmicamente, a pesar de su toxicidad.
Cannabis indica o sativa
Tal y como ha verificado la arqueología, la planta del cáñamo fue una de las primeras en ser cultivada por el ser humano, y en el Mediterráneo era, y todavía es, usada para extraerle las largas fibras vegetales con las que se hacen cuerdas y tela, y también por sus efectos embriagantes.
Los griegos, usaron el cornezuelo del centeno:
Durante casi dos mil años (1500 aC a 492 dC), un pequeño templo junto al mar, en la ciudad griega de Eleúsis (hoy, Eléfsina) fue el centro espiritual más importante de la civilización occidental.
Por él pasaron, al menos una vez en su vida, miles de ciudadanos de toda condición y procedencia decididos a expandir su conciencia por medio de un ritual iniciático conocido como los Misterios de Eleúsis. La naturaleza de estos ritos permaneció oculta para los no iniciados, bajo pena de muerte.
Sus dos máximos sacerdotes (los hierofantes) pertenecieron durante toda su historia a las mismas dos familias, que pasaban de padre a hijo su autoridad. El acceso a los misterios era costaba el equivalente a un mes de trabajo de un artesano medio y cualquier hombre o mujer que no tuviera delitos de sangre y hablara griego podía asistir. El número de aspirantes aumentó con el tiempo, hasta llegar a millares cada año. Los peregrinos pasaban entre uno y tres días en las afueras del templo, ayunando y ‘limpiándose’ física y espiritualmente, antes de que se abrieran las puertas. Entraban luego, en grupos de alrededor de 300, en una gran sala y, a partir de ahí, comenzaban diez días de ceremonias y revelación de misterios. El momento decisivo era la toma del kykeón, un bebedizo elaborado con menta y harina de centeno, un centeno que se cultivaba en campos propios, cercanos al templo, de los que se han hallado restos arqueológicos.
Todo lo relacionado con el cornezuelo del centeno era misterioso hasta que el doctor Albert Hofmann descubrió su estructura química, que desembocó, casualmente, en el descubrimiento del LSD.
En 1993, tras cincuenta años estudiando las características y los efectos del LSD, Hoffman, junto a Robert Wasson y Carl Ruck, desarrolló la hipótesis de que el brebaje que durante veinte siglos habían ingerido los iniciados eleusinos, el kykeón, no era otra cosa que un preparado con las propiedades psicodélicas de los alcaloides del cornezuelo del centeno, similar al LSD.
La tesis de estos tres importantes especialistas (un químico, un helenista y un etnobotánico) es que el centeno con el que se preparaba la harina que formaba la base del kykeón estaba parasitado por el hongo, que contiene varios alcaloides psicotrópicos, como el LSA (amida del ácido lisérgico), un precursor del LSD (dietilamida del ácido lisérgico).
Grandes pensadores, filósofos, escritores, científicos o políticos de la antigüedad pagana griega o romana pasaron por Eléusis: Platón, Aristóteles, Pausanias, Píndaro, Esquilo, Sófocles, Plotino, Cicerón, Adriano o Marco Aurelio son algunos de ellos, y seguramente hubo muchos más.
Los rituales acabaron en 492, cuando el emperador Teodosio prohibió la celebración de los Misterios para consolidar el cristianismo en Occidente.
- Hoffman (1906-2008), el sintetizador Nació en Baden (Suiza) y estudió Química “para llegar a conocer la esencia de la realidad”. En los laboratorios Sandoz, investigando los alcaloides del cornezuelo del centeno, descubrió el LSD (1943), lo que lo haría mundialmente famoso. Escribió, con Wasson y Ruck, El camino a Eleusis: Una solución al enigma de los Misterios (1993).
El cornezuelo del centeno (Claviceps purpurea)
Descripción: El cornezuelo (Claviceps purpurea) es un hongo parásito del género Claviceps que consta de más de cincuenta especies.
Distribución: Afecta a una gran variedad de cereales y hierbas, aunque su hospedante más común es el centeno.
Cuando el núcleo del cornezuelo se deposita en la tierra permanece en estado letárgico o esclerocio hasta que se dan las condiciones propicias para medrar y pasar a la fase fructífera, en la que se desarrolla como una minúscula seta y libera las esporas fúngicas. Dichas esporas son de forma muy alargada con un espesor de apenas 1 micrómetro.
Las infestaciones de este hongo causan la reducción de producción en calidad y cantidad de grano y heno y, si estas cosechas infectadas se utilizan para alimentar al ganado, pueden provocar una enfermedad llamada ergotismo.
El cornezuelo, entre otros compuestos, contiene alcaloides del grupo ergolina, como la ergocristina, ergometrina, ergotamina y ergocriptina. Todas estas sustancias tienen un amplio espectro de acción en el cuerpo, incluidos efectos vasoconstrictores a nivel circulatorio o de neurotransmisión.
Entre los científicos que estudiaron este hongo y sus derivados se encuentra Albert Hofmann, cuyos experimentos lo encaminaron al descubrimiento de la dietilamida del ácido lisérgico (LSD), un poderoso enteógeno derivado del cornezuelo que afecta al sistema serotoninérgico
El cornezuelo se utilizó para inducir abortos y detener las hemorragias uterinas tras el parto, pero en la actualidad se ha sustituido por sustancias sintéticas.
Se desarrolla en el ovario del centeno, por lo cual se lo llama popularmente en Castilla «cornezuelo del centeno», aunque también infesta, aunque menos fruecuentemente, el trigo, la avena y la cebada; entonces se lo denomina «tizón». Abunda en los años húmedos en campos descuidados de este cereal. Es frecuente en comarcas lluviosas de la península ibérica, sobre todo en Galicia y norte de Portugal, Tenerife, Mogador y sur de Rusia.
Su aspecto, que recuerda el de pequeños clavillos ligeramente curvados, de sección vagamente triangular y terminados en una esferilla a manera de cabeza de clavo, dan lugar a su nombre científico. Estas fructificaciones, que brotan de las espigas del centeno, alcanzan una longitud de 40 a 60 mm de longitud por unos 4 ó 5 mm de grueso, de color blanquecino al principio que después se torna de color negro azulado.
Fuertemente venenoso por las sustancias tóxicas que contiene (ácidos ergotínico y esfacélico, ecbolina o ergotinina, etc.), su presencia entre los granos molturados (molidos) de centeno puede producir importantes trastornos en la salud de quien lo ingiera. Usado en farmacopea, se conocen sus propiedades desde tiempos muy antiguos. Aunque los chinos lo empleaban en obstetricia para contraer el útero y evitar las hemorragias en el postparto, no fue reconocido como droga en Europa hasta finales del siglo XVI, aunque no se utilizó científicamente hasta el siglo XVII.
Entre las sustancias químicas que contiene está el ácido lisérgico, precursor del potente alucinógeno conocido como LSD.
En la Edad Media, la ignorancia de sus propiedades tóxicas permitió que acompañara frecuentemente al grano de centeno empleado para hacer harina, provocando su consumo atroces y devastadoras enfermedades en la población.
Lechuga doméstica.
El látex blanco y lechoso que segrega la planta cuando está madura se seca rápidamente tomando un color ocre. Este 23 mismo látex amargo y acre es el que convierte las hojas de la lechuga en incomestibles cuando está madura, pero es también donde hay la mayor cantidad de principios narcóticos conocidos y aprovechados en diversas mixturas cocinadas por los boticarios de épocas antiguas. En toda la zona del Mediterráneo también se registra -desde tiempos clásicos hasta la actualidad- un amplio uso popular de la lechuga para inducir estados de somnolencia en adultos y niños. En España, en concreto, es muy antiguo el remedio de dar un par de hojas verdes de lechuga a los niños que tienen un ataque de lloros nocturno para que se duerman con suavidad.